23 de agosto de 2009

Futbol, Religión, Política y fanatismo

Existen 3 temas cuyo tratamiento es generalmente delicado, pues al estar sujetos a pasiones generan fricción con frecuencia. La problemática con esta polémica trinidad compuesta por el Futbol, la Religión y la Política se agudiza cuando las personas se dejan llevar por el fanatismo, dejando a un lado la razón.

Desde un enfoque racional, el caso del futbol es quizás el que resulta mas extraño. Al menos a mi me resulta incomprensible (“es algo que no podés entender y no te lo puedo explicar”) como el fanatismo trasciende el cotejo y es acarreado en forma permanente en la vida de los seguidores de una camiseta. Es cada vez mas común ver enfrentamientos entre barras que defienden ciegamente, en todo lugar y momento y sin pensar en las consecuencias reales de sus actos, al equipo de su preferencia. Como si éste les firmara el cheque por lo menos.

La irracionalidad en el caso de la religión es quizás mas viable de justificar por ser ésta un asunto de fe. Pero al igual que con los otros 2 elementos de la trilogía candente tratada en este post, la controversia aflora cuando se incurre en el irrespeto y los complejos de superioridad. Mucha religiones se basan en un principio similar al de un club abierto pero exclusivo, donde se asume la posesión de la verdad absoluta. Es así como, por ejemplo, debemos aceptar entonces que el infierno estuvo poblándose durante miles de años por nativos de las Américas hasta que la salvación llego en carabelas.

Finalmente tenemos la política, donde el desuso de la razón es mas difícil de excusar, máxime cuando las determinaciones en este campo no afectan solo a quien las toma. Así, resulta totalmente absurdo ver a los partidos políticos como si fueran simples equipos de futbol, basando la adhesión en aspectos como la tradición y la popularidad. A sabiendas de que una decisión tiene consecuencias no solo sobre mi futuro sino que influye en el de los demás, el voto debe ser siempre un acto bien informado y desprovisto de pasiones.


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8 de agosto de 2009

Snobs y requisitos para opinar

snob

Lo veo muy frecuentemente en foros, blogs y demás medios que ciertamente promueven y se deben a la interacción abierta. Nunca falta un “experto” en la materia que cuestione el derecho de expresar criterios, utilizando como única razón la carencia de credenciales del emisor, en forma de preparación formal, experiencia y otros requisitos arbitrarios. Si bien es al menos prudente informarse para lograr formular una opinión razonablemente fundamentada, hay quienes prácticamente comparan esto con el desarrollo de una exposición integral, objetiva y ordenada de conocimientos sobre el tema en cuestión. Lo peor del caso es que en ocasiones ni estos mismos intolerantes calzan dentro de ese caprichoso circulo privilegiado con la supuesta facultad para emitir juicio. Me pregunto si estas personas rigen sus vidas bajo esos mismos parámetros. De ser así, que no se quejen si no les gusta la comida del restaurant que visitan, pues no poseen un diploma de Le Cordon Bleu; que se abstengan de opinar sobre política o leyes, salvo aquellos que posean un doctorado de Harvard, Oxford o Yale; que callen en temas científicos o tecnológicos a menos que sean egresados del MIT; y que eviten cuestionar cualquier argumento relacionado con deidades y religiones, excepto quienes al menos hayan memorizado ambos Testamentos, Cánones Budistas, Textos Sruti y Smriti, Coran, Libro de Mormón, Tanaj, Talmud, Cabala, IChing, Libro de Urantia, Libro de las Sombras, escritos completos de Anton LaVey… Es mas, que del todo se olviden de utilizar el idioma español si no son parte de la elite académica de la RAE.


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