9 de enero de 2010

Afuera hay un mundo – el mundillo de los taxistas

A veces por no romper la rutina y salir de nuestro círculo habitual perdemos de vista un mundo amplio y variado. Bastaron 4 horas, 4 taxis y 4 puntos de referencia para recordármelo la lluviosa noche del miércoles.

Debido a la inminente ingesta de espirituosas y la carencia de chofer designado para la ocasión, opté por el transporte público para la incursión nocturna. El recorrido: de mi casa a la de un amigo, en el extremo opuesto de la ciudad; de ahí a “La Flota”, luego a “La Chicha”, y finalmente, de regreso al punto de partida. La interacción con quienes facilitaron el desplazamiento, permitieron una especie de episodio reversible y PG-rated de “Taxicab Confessions” a la criolla, donde pasajero y conductor invirtieron protagonismo. Los taxistas siempre son una rica e inagotable fuente de anécdotas urbanas, pero en este caso el capitulo trata de la biodiversidad que se puede observar dentro de ese gremio.

1- El Tostado
La ausencia de aliento etílico y de conducción temeraria o errática, me hicieron desistir del primer impulso de abandonar el vehiculo, pero su mirada perdida, dicción de boxeador retirado e ideas confusas y entremezcladas me recordaron a varios conocidos, discípulos de Don Juan (el chamán de Castaneda, no el casanova de Tirso de Molina), que quedaron “directos” después de su paso por el mundo de las sustancias prohibidas y no tan prohibidas. La temática durante este trayecto inicial osciló indistintamente entre la necesidad indumentaria de portar reloj hasta las imprudencias de los colegas, pasando por las estaciones de radio, las infaltables alusiones a las cualidades de las féminas observadas y un sinnúmero de contenidos inconexos, inconclusos y, en ocasiones, incoherentes.

2- El Conocido
La mayoría tenemos un conocido que en algún momento se dedicó, formal o informalmente, al transporte de pasajeros. En mi caso, recuerdo al menos un compañero de la U y otro del trabajo que hicieron sus pinitos en ese mundo. En esta ocasión nos tocó parar en la calle a un camarada de mi amigo. La íntima pero pública tertulia arrancó con las inquisitivas bidireccionales y breves actualizaciones de rigor, desembocando en remembranzas y menciones a conocidos en común. Al final, el intercambio de medios de contacto, que muy probablemente irán a parar a algún olvidado rincón.

3- El Confianzudo
No sé si realmente sea una categoría por sí sola, pues esa extrovertida familiaridad es una característica muy usual entre todos los miembros de la especie, pero hay algunos que de principio a fin tratan al viajero como si fuera amigo de toda la vida. Así, fuimos mudos testigos de la verborréica narración de las íntimas dichas y desdichas de nuestro guía, quien en el corto recorrido logró exponer parte de su vida privada y desahogar sus mas recientes penas sin tapujos. Si el trayecto hubiese sido mas largo, muy probáblemente hubiera procurado lo mismo de sus acompañantes.

4- El Osado
La travesía final fue protagonizada por un expandillero nicaragüense de múltiples batallas. Luego de frenar intempestivamente en el centro exacto de San José para cargar de improperios a un par de lacras que acababan de inclinarle aun mas la cuesta de enero a un despistado transeúnte, se dedicó a relatarme sus proezas con los puños, mostrándome sus 2 balazos, 4 cuchilladas y 1 machetazo reciente, saltándose todas las señales de tránsito mientras exhibía orgullosamente sus trofeos de guerra. Sinceramente, al final me quedó la duda si realmente las heridas fueron producto de sus bélicas andanzas o de su imprudencia al volante.

Así concluyó una fugaz incursión en el mundillo de la fuerza roja. Lo anterior simplemente representa una colección producto de una noche específica, pero se reciben aportes para enriquecer el compendio.
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